El comportamiento de intimidar a otros puede
ser físico o verbal. Los varones tienden a usar
la intimidación física o las amenazas, sin importarles el género de sus víctimas. La intimidación de las niñas es con mayor frecuencia
verbal, usualmente siendo otra niña el objetivo.
Los niños que son intimidados experimentan
un sufrimiento real que puede interferir en su
desarrollo social y emocional, al igual que en
su rendimiento escolar.
Los niños y adolescentes que intimidan, se engrandecen y cobran fuerzas al controlar o dominar a otros. Ellos muchas veces han sido las
víctimas de abuso físico o de intimidación. Los
intimidadores pueden también estar deprimidos, llenos de ira y afectados por eventos que
suceden en la escuela o en el hogar.
Los niños que son el blanco de los intimidadores también tienden a caer bajo un perfil particular.
Los intimidadores a menudo escogen niños
que son pasivos, que se intimidan con facilidad
o que tienen pocos amigos. Las víctimas también pueden ser más pequeños o menores a
quienes se les hace muy difícil defenderse a sí
mismos.
Si los padres sospechan que su hijo está intimidando a otros, es importante que busquen
ayuda para él o ella tan pronto como le sea
posible. Sin una intervención adecuada, la intimidación puede llevar a serias dificultades
académicas, sociales, emocionales y legales.
Hable con el pediatra, maestro, consejero escolar o médico de familia de su hijo. Si la intimidación continúa, el apoyo y consejo de un
profesional adecuado es necesaria.
http://www.fecapp.biz/pics/forja/forja27.pdf
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